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Encochinarse es fácil...

jueves, 26 de junio de 2014

Miguel Ángel Ramírez, presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, el pasado domingo. Foto: Marca.
Minuto 91. La Unión Deportiva Las Palmas había estado 360 minutos sin encajar un gol, los 180 contra el Sporting y los 180 con el Córdoba. Un gol de Apoño daba el ascenso virtual a los amarillos. La fiesta estaba preparada, la isla se disponía a celebrar que el equipo volvía a la Primera División. Los más de 31.000 espectadores que abarrotaron el Gran Canaria tomaban aire para el suspiro de alegría cuando el colegiado pitara el final. En ese momento empiezan a saltar un grupo de aficionados al terreno de juego. Como un reguero empiezan a ocupar las pistas de atletismo. El árbitro para el partido y existe riesgo de suspensión. Los aficionados corren y se enfrentan con los seguidores de las gradas. Algunos comentan en Twitter que es normal que la alegría se desborde. “La gente está deseosa de celebrar el ascenso”, justificaban. No hay forma de controlarlos y el partido se reanuda. Ángel López despeja el balón. El portero Juan Carlos lo pone en tres cuartos de campo. El Córdoba lo cuelga. Le llega en el segundo palo a un jugador cordobecista completamente solo. Remata en semifallo. Barbosa falla y Ulises Dávila manda a la red. El fin, el acabose. Nauzet Alemán llora en el césped, los niños hacen lo propio en las gradas. Se escapó el ascenso. Otro año más en Segunda. Maldita sea. Con lo bonito que hubiera sido ver el presumiblemente último año de Valerón en Primera, quizá era la última oportunidad para vetaranos como Ángel, Momo o David García, con lo necesario que era el ascenso para retener a futbolistas importantes como Apoño, Barbosa o Aranda. Todo se echó a perder. En el terreno de juego la imagen era dantesca. El trío arbitral escoltado, algunos jugadores del Córdoba agredidos, agentes de seguridad intentando controlar a los saltadores, hasta los mismos jugadores de la UD fueron agredidos, entre ellos un señor del fútbol, un ejemplo para los niños como Juan Carlos Valerón.

Había que buscar culpables. Malditos “niñatos” que habían saltando al campo, “poligoneros”, “coyotes”, “chandaleros”, “escoria”, “basura”, la “lacra de la sociedad”. Éstos y otros improperios se podían leer en las redes sociales y escuchar en cualquier tertulia de bar. Algunos querían sus cabezas, otros pedían responsabilidades. Los aficionados civilizados se quejaban de la pasividad policial, querían la sangre de los verdugos. Reconozco que yo también me indigné y que vi a mucha gente sensata cabreada. Era normal. Todos queríamos ver a Las Palmas en Primera y no dolía tanto la pérdida del ascenso, como la forma en la que se produjo. Además era realmente triste ver a tantos niños sufriendo por un acto vandálico de este tipo. La imagen de Deivid sentado en el suelo, era la imagen viva de la desolación. El 15 amarillo había soñado desde niño con ese ascenso. Posiblemente había rechazado mejores ofertas, incluso de equipos de Primera, para subir con el club de sus amores. El destino se lo había robado en una escena kafkiana, escrita por guionistas macabros y retorcidos. 

Embrutecerse es fácil, más cuando la corriente te lleva por ahí. Parar es más difícil. El presidente es un conocido empresario en el área de la seguridad y no había podido evitar aquello. Su imagen cabreado en medio del estadio dando golpes contra el banquillo, parecía más propio del pastor al que se le escapó el ganado, que la de un presidente de un equipo de fútbol. La Delegación del Gobierno, que había previsto un impresionante dispositivo para el pregón de Soria en Telde sin saber la gente que iba a protestar, se limitó a culpar al club cuando sabían perfectamente que se iban a dar cita 32.000 personas en el estadio más las que habría fuera sin entrada. El presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, aprovechó la ocasión para criminalizar la protesta social. Decía Bravo que los incidentes eran debidos a un “cierto tipo de anarquismo” y que respondían a la “incitación a la indignación”. Como si el fútbol y la protesta social fueran lo mismo. Curiosamente el Estadio de Gran Canaria es propiedad del cabildo insular, pero el presidente no se sintió responsable de lo que allí pasó. Tampoco se siente culpable de que se den estas actitudes en nuestra sociedad, cuando él lleva décadas ejerciendo cargos públicos. Curiosamente el Cabildo de Gran Canaria tiene un proyecto para quitar las pistas de atletismo del estadio y así acercar la afición al campo. La pregunta ahora es si sigue firme en este proyecto. La connivencia entre el Partido Popular de José Miguel Bravo de Laguna y el presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, llega al punto de que el presidente de la entidad de Pío XII pidió el voto para Bravo de Laguna en las últimas elecciones, ya que prometió acercar las gradas al terreno de juego. Teniendo en cuenta estas cosas, es más fácil entender la alfombra que han colocado para que no se llegue al fondo.

Un guerra civil por fútbol
Lo decía más arriba: parar y pensar las cosas dos veces es un ejercicio complicado. Bien les hubiera ido a los hondureños y salvadoreños parar antes de empezar la llamada “Guerra del fútbol”. Sin embargo, el periodista polaco Riszard Kapuscinsky demuestra que la guerra tenía un explicación económica, pero el gobierno salvadoreño usó una derrota deportiva contra la selección de Honduras para enaltecer a las masas. No lo vieron así. Tras el encuentro empezaron a aparecer fotos de personas que saltaron al campo, muchos de ellos menores de edad. Se pedía sus cabezas, como Salomé pidió la de Juan el Bautista, se publicaban sus números de teléfonos, dónde vivían, el nombre de sus novias y de sus madres. En ese momento hubo que mandar a parar. Una vez me dijo un profesor que “hacer periodismo es meterse en problemas”. George Orwell, por su parte, consideró que “hacer periodismo es decir algo que a alguien no le gusta, todo lo demás son relaciones públicas”. A esas frases les dio forma Juan García Luján. En plena vorágine de violencia, en pleno auge de la caza al saltador, a “los niñatos que nos habían dejado en Segunda”, surgió la voz del periodista para denunciar el linchamiento que se estaba pidiendo. Hubo quien consideró este escrito como una justificación de las personas que habían invadido el estadio, porque es más fácil seguir encochinado pidiendo cabezas.

Pero los WhatsApp seguían llegando, las amenazas empezaban a materializarse en sospechas de alguna que otra paliza. En plena Sociedad de la Información, el ser humano es más bárbaro que nunca. La información que recorre la red hay que tomarla con pinzas, contiene prejuicios, información interesada, en ocasiones solo busca envilecer a la gente. Es curioso la desinformación que tenemos en ocasiones, lo difícil que es separar el grano de la paja. Mucha información en volumen, pero escasa en calidad. En situaciones como ésta es donde más se deja ver. Ahí tendrían que estar los profesionales de la comunicación para poner cordura. Pero no. Varios medios de comunicación se han encargado de montar un asqueroso circo. Salía la madre de uno, la novia de otro, otro se arrepentía, otro, por su parte, se envalentonaba, una profesora aseguraba que eran los mismos que le estropeaba las clases y una periodista consideraba que no debían ser tratados con civismo, “porque el civismo no vive en sus vidas”. Un verdadero circo romano, donde unos se ponían en la plaza para ser ajusticiados, mientras la masa enfurecida aplaudía extasiada. Un amarillismo que da cuenta de la crisis tan profunda que vive el periodismo, cuando debía dedicarse a parar la locura y zanjar el tema. Como dice Samuel Toledano, “hablar a la cabeza, a la razón, no a las tripas y al corazón”. Varios medios canarios, entre ellos algún programa de la televisión pública, nos han llenado tanto las tripas, que estamos a punto de arrojarnos. Por suerte, en el entramado de medios sensacionalistas en busca de audiencias, surgen otras dos reflexiones muy interesantes. Por un lado la de Josemi Martín en Tamaimos, donde se centra en el aspecto educativo. Por otro, la del Catedrático en Psicología Social de la ULPGC, José Antonio Younis, en la que hace un análisis desde la perspectiva de clase social y donde destaca que no deberían estar al mismo nivel las reacciones de los aficionados con la del presidente.

¿Es fútbol o es religión?
El lunes se realizó una protesta en el Cabildo de Gran Canaria contra las prospecciones petrolíferas. El cabildo insular debía debatir sobre las mismas. Lo sucedido la tarde anterior le restó fuerza. De igual forma, el martes, que fue festivo, el Tribunal Supremo se pronunció a favor de las prospecciones petrolíferas. Los hechos del domingo están totalmente desligados de estos dos eventos, pero lo cierto es que los medios siguen dando cancha a lo que pasó el pasado domingo en el Gran Canaria, con lo que nos jugamos con este tema. Sabemos que el fútbol es calificado como “la religión del siglo XXI”, el “opio del pueblo”, el “pan y circo”, pero no me gustaría entrar en esos tópicos. Todas las cosas en esta vida son buenas o malas en función de lo que narcoticen al individuo, pero sí es verdad que en las sociedades modernas el deporte genera una especie de interés mesiánico, que lo hace el centro del universo. Pero paremos, pensemos desde el fondo y valoremos si es más importante un equipo en Primera o el bienestar de todo un pueblo. Yo me niego a calificarme de Primera o Segunda por la categoría donde esté mi equipo. Si un grupo de personas saltaron al campo y provocaron destrozos, que sean juzgados por esos hechos, pero que no carguen con toda la ira por no haber subido el equipo. Al fin y al cabo, solo es un deporte. ¿O no?

La sombra de la censura sobre el periodismo canario

jueves, 27 de marzo de 2014

El colectivo "El Megáfono. Periodismo en tiempos difíciles" organizó en la noche de ayer una charla sobre la censura en Canarias en "El Gallinero Café Arte" de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. En ella, salieron a la luz casos de censura y autocensura en el Archipiélago como el tratamiento del periódico El Día sobre la construcción del Puerto de Granadilla, las amenazas de un empresario grancanario al periodista Carlos Guerra por demostrar el fraude del empresario a la Inspección de Trabajo y el sesgado funcionamiento de los informativos de TV Canaria. Auténticos casos de "robo al ciudadano", mediante "un arte antiguo, aunque forme parte de la prensa", como expresaba Txema Santana en la presentación de la jornada.

De izquierda a derecha, Samuel Toledano, Txema Santana y Carlos Guerra anoche en El Gallinero. Fuente: El Megáfono.
Disyuntiva entre puestos de trabajo o "un arbolito"
La primera intervención corrió a cargo de Samuel Toledano, Secretario General del sindicato de periodistas Unión de Profesionales de la Comunicación en Canarias (UPCC) y profesor de Periodismo en la Universidad de La Laguna. Toledano analizó la forma en que el periódico El Día manipuló la información sobre la construcción del puerto de Granadilla. Según el diario más leído de Canarias había que elegir entre un proyecto que iba a generar puestos de trabajo o mantener el ecosistema de la zona. Para ello lleva a cabo una campaña informativa en la que silencia hasta lo posible las multitudinarias manifestaciones en contra del puerto, a la vez que coloca en grandes titulares y páginas centrales las reuniones de empresarios y políticos que abogan por la construcción de la infraestructura en el sur de la isla de Tenerife. Además, los titulares que favorecen la macroconstrucción aparecen con frases literales, casi como verdades absolutas, mientras que las de la parte ecologista siempre incluyen la cita del autor. El profesor de la ULL considera que la manipulación del diario dirigido por José Rodríguez es extremadamente "burda", pero bastante grave dado que se trata del periódico con más ventas del Archipiélago.

Un "emprendedor" amenazando a periodistas
De Miguel Ángel Ramírez, presidente de la Unión Deportiva Las Palmas y de empresas como Ralons o Seguridad Integral Canaria, se ha dicho que es el "concepto más puro de emprendedor". La frase la pronunció José Manuel Soria en la inauguración de una de sus empresas. Ese emprendedor está actualmente imputado por fraude a la Seguridad Social, pero el caso se denunció hace algún tiempo. Lo hizo Carlos Guerra en su página web Canarias Investiga. El artículo resultante de la investigación de Guerra parece que desagradó a Ramírez, que primero intenta amenazar sutilmente al periodista, para luego denunciarlo y reclamarle la nada despreciable cifra de 5 millones de euros. La denuncia nunca se consumó, pero el presidente de Las Palmas consiguió que Carlos Guerra cerrara su página web al darse cuenta que no podía asumir los gastos derivados del periodismo de investigación. La amenaza en este caso, le sirvió al empresario para quitarse de encima a un espacio incómodo, aunque haya sido por decisión propia del periodista.

Redactores que solo ponen el micrófono

Míchel Quintana en la charla de anoche. Foto: El Megáfono.
Periodistas que solo van a poner el micrófono. Esa fue la definición que hizo Míchel Quintana, redactor de TV Canaria, del colectivo de trabajadores de la comunicación en la televisión pública. Cuando acuden a cubrir un evento, los redactores ya saben la noticia que tienen que dar, ya que previamente el editor se la ha dado. Y eso que los redactores tienen prohibido hablar con los editores, con quién se comunican a través del coordinador, una figura mediadora. El periodista ya va con las pautas marcadas y si se sale del guión la noticia no será aceptada. Si se sale del tiesto y pregunta por lo que no está pactado, puede suceder que una mano levante un teléfono y alerte de la osadía del periodista, que ha ido a la convocatoria con el único cometido de llevarle al editor lo que pide. Pero no se queda ahí la dicotomía entre editor y redactor: los dos pertenecen a empresas distintas. El editor pertenece al ente público mientras el redactor pertenece a la productora Videoreport, con 75% de capital foráneo, por lo que contraviene los principios de la misma televisión pública. Vidoreport Canarias consiguió la concesión hasta el año 2018 sin concurso previo, un asunto que está en la Fiscalía.

Quintana también habló de manipulaciones. Normalmente en la Televisión Canaria no se incluye ninguna crítica al Servicio Canario de Salud, no hay pancartas contra el gobierno canario, hay un análisis semanal de lo publicado en el blog de Paulino Rivero o se censuran las huelgas de sus propios trabajadores. Según el ponente, que pronunció la charla con el consenso de sus compañeros, lo malo es que "se está formando a nuevos periodistas en este modelo". Porque además no es algo nuevo, ya que ha sido "Tele Román, Tele Adán y ahora Tele Paulino". Pese a este panorama, Míchel Quintana quiso defender el medio público: "que el conductor sea malo no significa que haya que quemar el coche", concluyó Quintana, recordando la importancia de contar con una televisión pública para el desarrollo de nuestra sociedad y nuestra democracia.

Un megáfono periodístico

Cartel del evento. Foto: El Megáfono.
"El Megáfono. Periodismo en tiempos difíciles" es un colectivo de periodistas formado por profesionales de la comunicación en Gran Canaria. Nace a raíz de la necesidad de hablar de periodismo en los tiempos que corren y tiene como objetivo promover actividades, conferencias o encuentros donde se debata sobre la profesión periodística en Canarias. Se encuentran en Facebook y en Twitter, donde son @ElMegafonoCan. Ya están anunciando una segunda actividad, que seguramente será tan interesante como este primer encuentro.

Samuel Toledano: "El periodista pecó de vanidad"

viernes, 27 de septiembre de 2013

Entrevista a Samuel Toledano, Secretario General de la UPCC (Unión de Periodistas de la Comunicación en Canarias)
Samuel Toledano (primero a la derecha) en la reunión de la subcomisión sobre la industria audiovisual. Fuente: El Digital de Canarias
Lleva apenas dos meses en el cargo. Samuel Toledano fue elegido Secretario General del sindicato sectorial UPCC (Unión de Periodistas de la Comunicación en Canarias), en la asamblea celebrada el pasado mes de julio. El sindicato gremial de los periodistas canarios, pretende dignificar la profesión periodística y garantizar unos derechos mínimos para los profesionales de la comunicación. En esta entrevista, Toledano destaca la amalgama de intereses que envuelve a una profesión crucial para crear una sociedad realmente informada y capaz de defender los principios democráticos. También se refiere a la creciente precarización del periodismo y destaca el ERE de la Televisión Canaria. En palabras del Secretario General, es una macabra paradoja que se permitan medidas económicas de este tipo desde sectores públicos. 

PREGUNTA: ¿Cuál es el panorama actual del periodismo? En relación a la situación en general y luego en concreto de Canarias y el Estado.
RESPUESTA: Vivimos una situación muy complicada. Existe la gran paradoja de que el periodismo es una profesión, un oficio, que tiene y seguirá teniendo un papel fundamental en la construcción y consolidación de las democracias. Sin embargo, al mismo tiempo, la posibilidad de vivir dignamente con esta profesión se está haciendo cada vez más difícil. Lo que sucede en España y en Canarias está en línea con el panorama actual en los llamados países desarrollados. Hoy más que nunca es necesario un periodismo fuerte, serio, ético y comprometido profundamente con los valores democráticos. Y digo hoy más que nunca porque, con esta llamada crisis, el poder se ha trasladado públicamente de los órganos o instituciones de representación popular a un conjunto de actores que, bajo el paraguas del sistema financiero, deciden y marcan las pautas de nuestra sociedad. Estos actores han conseguido que la crisis refuerce el estado natural del capitalismo, destruyendo el -voluntariamente deteriorado-  estado del bienestar para afianzar su modelo económico-político-social dominante.

P: ¿Hasta qué punto inciden los intereses empresariales y financieros en la orientación de un medio?
R: No inciden, deciden. Los medios, muchos de los cuales están manejados por personas completamente ajenas al periodismo, están más obsesionados con la rentabilidad económica que en la calidad del producto. Y en ese afán por la rentabilidad, que en muchos casos es cierto que es una cuestión de supervivencia, optan por agarrarse a los prestamistas públicos y privados que buscan influir en la sociedad a través de los medios. La publicidad, subvenciones y demás presiones que pueden ejercer las elites locales, estrechamente vinculadas entre sí, marca líneas muy claras en lo que finalmente acaba publicado en el medio.

"Los intereses empresariales no inciden, directamente deciden"

P: ¿Esa orientación acaba determinando la agenda?
R: La agenda dominante no deja de ser algo relacionado con la agenda de los actores dominantes. Es sencillo, casi absurdo, pero se trata de que quien grita más o grita más a menudo es quién más se oye, aunque lo que tenga que decir, sobre los mismos temas caducos, no tenga un verdadero interés social. Marcan la agenda casi por una mera cuestión de bombardeo informativo: ruedas de prensa, comunicados, eventos, desayunos informativos, declaraciones públicas... y un interminable elenco de apariciones supuestamente relevantes que quitan espacio a otros actores que, visto con la perspectiva social que debe tener un medio, tienen cosas mucho más interesantes que decir.

"La agenda dominante no deja de ser algo relacionado con la agenda de los actores dominantes. Es sencillo, casi absurdo, pero se trata de que quien grita más o grita más a menudo es quién más se oye, aunque lo que tenga que decir, sobre los mismos temas caducos, no tenga un verdadero interés social"

P: ¿Los medios controlados hacia un determinado lado, son beligerantes con los trabajadores que se salen de ese marco?
R: Los medios que entienden la información como un mero producto que se compra y se vende siempre van a tener la mentalidad absurda de que el trabajador es un gasto, y no una inversión. Pasa en los medios, al igual que en educación o sanidad. Y lamentablemente, si algún trabajador quiere aportar y defender líneas informativas diferentes o simplemente unas condiciones laborales medianamente dignas, pues es marginado o despedido.

P: En el Informe McBride de 1980 se alertaba de la concentración de los medios de comunicación. Riszard Kapuscinsky hablaba en “Los cínicos no sirven para este oficio”, de temas como el negocio creciente de la prensa, asumido por personas ajenas al periodismo. ¿Todas estas sospechas se han consumado?
R: El informe McBride tenía una mirada postcolonial. Habían pasado varios años desde el proceso de descolonización en África, y más de dos siglos del de América Latina, y resultaba evidente que unos grandes emporios controlaban todo el espectro informativo. Personas o grupos que deciden qué porción de la realidad debe ser contada y cómo debe ser presentada a los ciudadanos. Y en ese campo, donde la competencia entre grandes moles de la industria cultural es feroz, salen a la luz los cínicos, muchos ajenos al periodismo pero otros reconvertidos en especuladores de bolsa que reprochan a sus trabajadores haber vivido muy bien, mientras ellos se lucran gracias a fondos de inversión o cuentas en paraísos fiscales.

"Los medios que entienden la información como un mero producto que se compra y se vende siempre van a tener la mentalidad absurda de que el trabajador es un gasto, y no una inversión"

P: ¿Cómo afecta a un periodista la concentración empresarial?
R: La concentración es negativa por la lógica de que se reduce el número de visiones. Cuantas más empresas, más posibilidades de que florezcan puntos de vista diferentes. Casi que, hablando en términos de mercado, es una cuestión de oferta y demanda. Ahora se aprovechan de que hay mucha demanda, pero por suerte, los profesionales han aprendido a ser ellos mismos su propia oferta. El reto está ahora en ver cómo subsistir siendo oferta y demanda al mismo tiempo, es decir, ser periodista en un medio pequeño o unipersonal.

P: Por otro lado aparecen los poderes financieros. Nuria Almiron en su texto “La convergencia de intereses entre banco y grupos de comunicación: el caso de SCH y PRISA”, ofrece algunas pistas sobre esta relación. Para Almirón Prisa tiene una doble relación dependiente con la entidad financiera dirigida por Botín: por un lado los directivos que comparten una y otra entidad y por otro la dependencia económica de la empresa informativa a través de créditos hacia la entidad bancaria. ¿Cómo es esta relación?
R: Y Botín no es el único. Es una relación con los grandes poderes. Sólo hay que ver la cobertura de América Latina y los gobiernos de izquierda que han surgido para ver la cruzada mediática de medios, hoy ya rozando el centro derecha, como El País. Salen en defensa de sus prestamistas, de sus avales. Es el peligro de codearte con sectores con mucho dinero. Quieres ser como ellos y dejas de ser periodista: Cebrian, Moreno, etc.

"Es una relación con los grandes poderes. Sólo hay que ver la cobertura de América Latina y los gobiernos de izquierda que han surgido para ver la cruzada mediática de medios, hoy ya rozando el centro derecha, como El País"

P: Con la llegada de la crisis económica, buena parte de los medios de comunicación públicos y privados han impuesto distintos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) a sus trabajadores. ¿Han aprovechado la crisis o es una pérdida real de capital?
R: Los medios aprovechan resquicios, leyes o cualquier excusa  para “sanear” sus cuentas. La crisis afecta a todos, eso es cierto, pero los problemas de gestión empresarial estaban antes. Malos gestores económicos, como en algún periódico de Canarias, siguen en sus puestos mientras han pasado directores, redactores jefes, se han despedido trabajadores, se han contratado becarios y otro conjunto de cambios en el lado de quien elabora el producto. Y las ventas siguen ahí abajo. Quizás es un problema de los que gestionan empresas y no de los que escriben información...

P: ¿Los medios deberían aprender que los tiempos han cambiado y que no ganarán tanto dinero como antes?
R: Tienen que aprender a ser rentables. Pero tienen que aprender que para ser rentables económicamente no hay que convertir el medio ni en un instrumento de propaganda ni en un boletín sensacionalista. Es un reto, pero los ciudadanos se lo merecen y lo necesitan. Está en juego un derecho fundamental, no las cuentas de una empresa. Pero es obvio que si no hay rentabilidad, ese medio no garantizará ese derecho. Quizás lleguen nuevos medios, más modestos, sin tantos aires de grandeza, que cumplan con más ética ese derecho fundamental.

"Tienen que aprender a ser rentables. Pero tienen que aprender que para ser rentables económicamente no hay que convertir el medio ni en un instrumento de propaganda ni en un boletín sensacionalista. Es un reto, pero los ciudadanos se lo merecen y lo necesitan"

P: Y a los periodistas como gremio, ¿cómo ha afectado la evidente precarización de la profesión?
R: Siempre ha sido una profesión muy desunida. No se termina de entender qué sucede para que el periodista mire con tanto recelo a los compañeros de redacción. El gremio, lamentablemente, nunca ha existido. Es una profesión competitiva, cierto, con exclusivas que se buscan y que dan prestigio y respeto, pero las condiciones laborales son un asunto del conjunto de la sociedad. Quizás es el error que hemos apuntado... si a los propietarios de los medios se les subió a la cabeza codearse con botines y condes, a muchos periodistas se les subió a la cabeza codearse con futbolistas, concejales y empresarios. Y en ese panorama, lo colectivo se queda en un segundo plano. Sin embargo, estamos ya en situaciones límites. Y aunque suene extraño, es ahora cuando se toman conciencia de que, o salimos todos, o no sale nadie.

P: En el Estado dos de los ERE más sonados son los de El Mundo y El País. Desde su experiencia de sindicalista, ¿qué consideraciones le merece estos casos?
R: Son grandes empresas, y como tal, se comportan. Aunque lo que todos ya sabemos es que ni siquiera son sus directivos los dueños, sino fondos de inversión, especuladores y actores financieros que buscan beneficio a toda costa. Con esos dueños, no se puede esperar que el trabajador sea visto como un aporte sino como un gasto.

"Si a los propietarios de los medios se les subió a la cabeza codearse con botines y condes, a muchos periodistas se les subió a la cabeza codearse con futbolistas, concejales y empresarios"

P: Y en Canarias, ¿cuáles han sido los ERE en prensa que más destacaría?
R: No es de la prensa, sino de la Televisión Canaria. Lo destacaría, no porque sus trabajadores tengan más o menos relevancia que el resto, sino por el hecho de que desde lo público se permite este destrozo a la profesión, privatizando la información y dejando que haya beneficios vergonzosos para unas cuantas personas cuando los trabajadores se van a la calle.

P: Quizá todo esto tenga que ver con la falta de sentimiento de pertenencia de los periodistas a la clase obrera, como así usted afirma en algunas entrevistas…
R: El problema del concepto de clase obrera es que jugamos con un término que parece caduco. Las luchas y los movimientos sociales, en una primera oleada, estaban orientadas a los derechos laborales. En posteriores oleadas se orientan a derechos civiles y ahora incluso a movimientos del entorno natural, etc. Ya dábamos por superado ese lenguaje marxista de obrero versus patrón. Capitalismo suena a rancio, a viejo. Sin embargo, bajo el disfraz de reformas, de regulaciones de empleo, de intervenciones humanitarias o plantas de reciclaje de residuos sólidos descubrimos que hay recortes, despidos, guerras y vertederos. El periodista, como el conjunto de la sociedad, y con esa estrecha relación con concejales y actores bien situados, pecó de vanidad. Y la vanidad basta con frotarla con el extracto de la cuenta bancaria y tus 1000 euros mensuales... si es que tienes mucha suerte. La cuestión no es tanto el término obrero, la cuestión es si eres capaz de ver quiénes están a tu lado cuando vas a una manifestación o esperas en la cola del paro.

"Destacaría el ERE en Televisión Canaria, no porque sus trabajadores tengan más o menos relevancia que el resto, sino por el hecho de que desde lo público se permite este destrozo a la profesión, privatizando la información y dejando que haya beneficios vergonzosos para unas cuantas personas cuando los trabajadores se van a la calle"

P: ¿Tiene que ver con la relación continua de los periodistas con políticos, empresarios y poderes financieros?
R: Totalmente. Influye verse rodeado. Entrevistas y haces reportajes a señores y señoras que viven otra realidad.

P: Con esta crisis en los medios, ¿qué plantea para que el periodista recupere su papel, se valore su trabajo y tenga mayor libertad?
R: Tomar el control de lo que hace, tanto dentro como fuera de su empresa. Reorientar la agenda informativa y el enfoque a lo que importa a la sociedad. Y eso no implica caer en el sensacionalismo llorón que busca la lágrima fácil. Al lector, al ciudadano, hay que hablarle a la cabeza, a la razón, no a las tripas ni al corazón. El periodista debe exigir su cuota de responsabilidad... no de privilegio, sino de responsabilidad. Escribe para la sociedad, y como tal, debe defender que lo que hace tiene que ser respetado, informativamente y laboralmente.

"El periodista, como el conjunto de la sociedad, y con esa estrecha relación con concejales y actores bien situados, pecó de vanidad. Y la vanidad basta con frotarla con el extracto de la cuenta bancaria y tus 1000 euros mensuales... si es que tienes mucha suerte"

P: En la última asamblea de la UPCC, se dio a conocer el dato de que una parte importante de los afiliados se habían convertido a autónomos, ¿es este el camino o hay otros?
R: Es el camino que han dejado. Se trata sencillamente de que si los medios despiden y contratan becarios que, después, vuelven a despedir, el periodista o se recicla y cambia de profesión o busca fórmulas alternativas para convertirse en emisor directo de su información. Buscar salidas. Otra cosa es el invento llamado emprendeduría, que no deja de ser un eufemismo de buscarse salidas cuando te han cerrado las puertas. Una precarización que en muchos casos es falsa, puesto que te conviertes en autónomo para colaborar externamente con empresas que ven que así es más rentable que contratarte.

P: Una última cuestión para terminar. Kapuscinsky, a quien citaba antes, dijo: “Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad de ser importante”. ¿Qué herramientas tiene el periodista para evitar que la información sea un simple elemento de transacción?

Pensar, reflexionar y situarse con los pies bien clavados en la calle. Olvidarse de la información que viene prefabricada. Temas propios, propuestas diferentes, historias que se quedan en el olvido permanente y respetar, ante todo, respetar a los otros. Kapuscinsky lo decía una y otra vez...empatía, saber escuchar y oír a los demás para poder entenderlos. Suena sencillo, pero él ponía el acento en algo básico: para ser buen periodista hay que ser buena persona.
 
Sietesitios 2014
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