Samuel Toledano: "El periodista pecó de vanidad"

viernes, 27 de septiembre de 2013

Entrevista a Samuel Toledano, Secretario General de la UPCC (Unión de Periodistas de la Comunicación en Canarias)
Samuel Toledano (primero a la derecha) en la reunión de la subcomisión sobre la industria audiovisual. Fuente: El Digital de Canarias
Lleva apenas dos meses en el cargo. Samuel Toledano fue elegido Secretario General del sindicato sectorial UPCC (Unión de Periodistas de la Comunicación en Canarias), en la asamblea celebrada el pasado mes de julio. El sindicato gremial de los periodistas canarios, pretende dignificar la profesión periodística y garantizar unos derechos mínimos para los profesionales de la comunicación. En esta entrevista, Toledano destaca la amalgama de intereses que envuelve a una profesión crucial para crear una sociedad realmente informada y capaz de defender los principios democráticos. También se refiere a la creciente precarización del periodismo y destaca el ERE de la Televisión Canaria. En palabras del Secretario General, es una macabra paradoja que se permitan medidas económicas de este tipo desde sectores públicos. 

PREGUNTA: ¿Cuál es el panorama actual del periodismo? En relación a la situación en general y luego en concreto de Canarias y el Estado.
RESPUESTA: Vivimos una situación muy complicada. Existe la gran paradoja de que el periodismo es una profesión, un oficio, que tiene y seguirá teniendo un papel fundamental en la construcción y consolidación de las democracias. Sin embargo, al mismo tiempo, la posibilidad de vivir dignamente con esta profesión se está haciendo cada vez más difícil. Lo que sucede en España y en Canarias está en línea con el panorama actual en los llamados países desarrollados. Hoy más que nunca es necesario un periodismo fuerte, serio, ético y comprometido profundamente con los valores democráticos. Y digo hoy más que nunca porque, con esta llamada crisis, el poder se ha trasladado públicamente de los órganos o instituciones de representación popular a un conjunto de actores que, bajo el paraguas del sistema financiero, deciden y marcan las pautas de nuestra sociedad. Estos actores han conseguido que la crisis refuerce el estado natural del capitalismo, destruyendo el -voluntariamente deteriorado-  estado del bienestar para afianzar su modelo económico-político-social dominante.

P: ¿Hasta qué punto inciden los intereses empresariales y financieros en la orientación de un medio?
R: No inciden, deciden. Los medios, muchos de los cuales están manejados por personas completamente ajenas al periodismo, están más obsesionados con la rentabilidad económica que en la calidad del producto. Y en ese afán por la rentabilidad, que en muchos casos es cierto que es una cuestión de supervivencia, optan por agarrarse a los prestamistas públicos y privados que buscan influir en la sociedad a través de los medios. La publicidad, subvenciones y demás presiones que pueden ejercer las elites locales, estrechamente vinculadas entre sí, marca líneas muy claras en lo que finalmente acaba publicado en el medio.

"Los intereses empresariales no inciden, directamente deciden"

P: ¿Esa orientación acaba determinando la agenda?
R: La agenda dominante no deja de ser algo relacionado con la agenda de los actores dominantes. Es sencillo, casi absurdo, pero se trata de que quien grita más o grita más a menudo es quién más se oye, aunque lo que tenga que decir, sobre los mismos temas caducos, no tenga un verdadero interés social. Marcan la agenda casi por una mera cuestión de bombardeo informativo: ruedas de prensa, comunicados, eventos, desayunos informativos, declaraciones públicas... y un interminable elenco de apariciones supuestamente relevantes que quitan espacio a otros actores que, visto con la perspectiva social que debe tener un medio, tienen cosas mucho más interesantes que decir.

"La agenda dominante no deja de ser algo relacionado con la agenda de los actores dominantes. Es sencillo, casi absurdo, pero se trata de que quien grita más o grita más a menudo es quién más se oye, aunque lo que tenga que decir, sobre los mismos temas caducos, no tenga un verdadero interés social"

P: ¿Los medios controlados hacia un determinado lado, son beligerantes con los trabajadores que se salen de ese marco?
R: Los medios que entienden la información como un mero producto que se compra y se vende siempre van a tener la mentalidad absurda de que el trabajador es un gasto, y no una inversión. Pasa en los medios, al igual que en educación o sanidad. Y lamentablemente, si algún trabajador quiere aportar y defender líneas informativas diferentes o simplemente unas condiciones laborales medianamente dignas, pues es marginado o despedido.

P: En el Informe McBride de 1980 se alertaba de la concentración de los medios de comunicación. Riszard Kapuscinsky hablaba en “Los cínicos no sirven para este oficio”, de temas como el negocio creciente de la prensa, asumido por personas ajenas al periodismo. ¿Todas estas sospechas se han consumado?
R: El informe McBride tenía una mirada postcolonial. Habían pasado varios años desde el proceso de descolonización en África, y más de dos siglos del de América Latina, y resultaba evidente que unos grandes emporios controlaban todo el espectro informativo. Personas o grupos que deciden qué porción de la realidad debe ser contada y cómo debe ser presentada a los ciudadanos. Y en ese campo, donde la competencia entre grandes moles de la industria cultural es feroz, salen a la luz los cínicos, muchos ajenos al periodismo pero otros reconvertidos en especuladores de bolsa que reprochan a sus trabajadores haber vivido muy bien, mientras ellos se lucran gracias a fondos de inversión o cuentas en paraísos fiscales.

"Los medios que entienden la información como un mero producto que se compra y se vende siempre van a tener la mentalidad absurda de que el trabajador es un gasto, y no una inversión"

P: ¿Cómo afecta a un periodista la concentración empresarial?
R: La concentración es negativa por la lógica de que se reduce el número de visiones. Cuantas más empresas, más posibilidades de que florezcan puntos de vista diferentes. Casi que, hablando en términos de mercado, es una cuestión de oferta y demanda. Ahora se aprovechan de que hay mucha demanda, pero por suerte, los profesionales han aprendido a ser ellos mismos su propia oferta. El reto está ahora en ver cómo subsistir siendo oferta y demanda al mismo tiempo, es decir, ser periodista en un medio pequeño o unipersonal.

P: Por otro lado aparecen los poderes financieros. Nuria Almiron en su texto “La convergencia de intereses entre banco y grupos de comunicación: el caso de SCH y PRISA”, ofrece algunas pistas sobre esta relación. Para Almirón Prisa tiene una doble relación dependiente con la entidad financiera dirigida por Botín: por un lado los directivos que comparten una y otra entidad y por otro la dependencia económica de la empresa informativa a través de créditos hacia la entidad bancaria. ¿Cómo es esta relación?
R: Y Botín no es el único. Es una relación con los grandes poderes. Sólo hay que ver la cobertura de América Latina y los gobiernos de izquierda que han surgido para ver la cruzada mediática de medios, hoy ya rozando el centro derecha, como El País. Salen en defensa de sus prestamistas, de sus avales. Es el peligro de codearte con sectores con mucho dinero. Quieres ser como ellos y dejas de ser periodista: Cebrian, Moreno, etc.

"Es una relación con los grandes poderes. Sólo hay que ver la cobertura de América Latina y los gobiernos de izquierda que han surgido para ver la cruzada mediática de medios, hoy ya rozando el centro derecha, como El País"

P: Con la llegada de la crisis económica, buena parte de los medios de comunicación públicos y privados han impuesto distintos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) a sus trabajadores. ¿Han aprovechado la crisis o es una pérdida real de capital?
R: Los medios aprovechan resquicios, leyes o cualquier excusa  para “sanear” sus cuentas. La crisis afecta a todos, eso es cierto, pero los problemas de gestión empresarial estaban antes. Malos gestores económicos, como en algún periódico de Canarias, siguen en sus puestos mientras han pasado directores, redactores jefes, se han despedido trabajadores, se han contratado becarios y otro conjunto de cambios en el lado de quien elabora el producto. Y las ventas siguen ahí abajo. Quizás es un problema de los que gestionan empresas y no de los que escriben información...

P: ¿Los medios deberían aprender que los tiempos han cambiado y que no ganarán tanto dinero como antes?
R: Tienen que aprender a ser rentables. Pero tienen que aprender que para ser rentables económicamente no hay que convertir el medio ni en un instrumento de propaganda ni en un boletín sensacionalista. Es un reto, pero los ciudadanos se lo merecen y lo necesitan. Está en juego un derecho fundamental, no las cuentas de una empresa. Pero es obvio que si no hay rentabilidad, ese medio no garantizará ese derecho. Quizás lleguen nuevos medios, más modestos, sin tantos aires de grandeza, que cumplan con más ética ese derecho fundamental.

"Tienen que aprender a ser rentables. Pero tienen que aprender que para ser rentables económicamente no hay que convertir el medio ni en un instrumento de propaganda ni en un boletín sensacionalista. Es un reto, pero los ciudadanos se lo merecen y lo necesitan"

P: Y a los periodistas como gremio, ¿cómo ha afectado la evidente precarización de la profesión?
R: Siempre ha sido una profesión muy desunida. No se termina de entender qué sucede para que el periodista mire con tanto recelo a los compañeros de redacción. El gremio, lamentablemente, nunca ha existido. Es una profesión competitiva, cierto, con exclusivas que se buscan y que dan prestigio y respeto, pero las condiciones laborales son un asunto del conjunto de la sociedad. Quizás es el error que hemos apuntado... si a los propietarios de los medios se les subió a la cabeza codearse con botines y condes, a muchos periodistas se les subió a la cabeza codearse con futbolistas, concejales y empresarios. Y en ese panorama, lo colectivo se queda en un segundo plano. Sin embargo, estamos ya en situaciones límites. Y aunque suene extraño, es ahora cuando se toman conciencia de que, o salimos todos, o no sale nadie.

P: En el Estado dos de los ERE más sonados son los de El Mundo y El País. Desde su experiencia de sindicalista, ¿qué consideraciones le merece estos casos?
R: Son grandes empresas, y como tal, se comportan. Aunque lo que todos ya sabemos es que ni siquiera son sus directivos los dueños, sino fondos de inversión, especuladores y actores financieros que buscan beneficio a toda costa. Con esos dueños, no se puede esperar que el trabajador sea visto como un aporte sino como un gasto.

"Si a los propietarios de los medios se les subió a la cabeza codearse con botines y condes, a muchos periodistas se les subió a la cabeza codearse con futbolistas, concejales y empresarios"

P: Y en Canarias, ¿cuáles han sido los ERE en prensa que más destacaría?
R: No es de la prensa, sino de la Televisión Canaria. Lo destacaría, no porque sus trabajadores tengan más o menos relevancia que el resto, sino por el hecho de que desde lo público se permite este destrozo a la profesión, privatizando la información y dejando que haya beneficios vergonzosos para unas cuantas personas cuando los trabajadores se van a la calle.

P: Quizá todo esto tenga que ver con la falta de sentimiento de pertenencia de los periodistas a la clase obrera, como así usted afirma en algunas entrevistas…
R: El problema del concepto de clase obrera es que jugamos con un término que parece caduco. Las luchas y los movimientos sociales, en una primera oleada, estaban orientadas a los derechos laborales. En posteriores oleadas se orientan a derechos civiles y ahora incluso a movimientos del entorno natural, etc. Ya dábamos por superado ese lenguaje marxista de obrero versus patrón. Capitalismo suena a rancio, a viejo. Sin embargo, bajo el disfraz de reformas, de regulaciones de empleo, de intervenciones humanitarias o plantas de reciclaje de residuos sólidos descubrimos que hay recortes, despidos, guerras y vertederos. El periodista, como el conjunto de la sociedad, y con esa estrecha relación con concejales y actores bien situados, pecó de vanidad. Y la vanidad basta con frotarla con el extracto de la cuenta bancaria y tus 1000 euros mensuales... si es que tienes mucha suerte. La cuestión no es tanto el término obrero, la cuestión es si eres capaz de ver quiénes están a tu lado cuando vas a una manifestación o esperas en la cola del paro.

"Destacaría el ERE en Televisión Canaria, no porque sus trabajadores tengan más o menos relevancia que el resto, sino por el hecho de que desde lo público se permite este destrozo a la profesión, privatizando la información y dejando que haya beneficios vergonzosos para unas cuantas personas cuando los trabajadores se van a la calle"

P: ¿Tiene que ver con la relación continua de los periodistas con políticos, empresarios y poderes financieros?
R: Totalmente. Influye verse rodeado. Entrevistas y haces reportajes a señores y señoras que viven otra realidad.

P: Con esta crisis en los medios, ¿qué plantea para que el periodista recupere su papel, se valore su trabajo y tenga mayor libertad?
R: Tomar el control de lo que hace, tanto dentro como fuera de su empresa. Reorientar la agenda informativa y el enfoque a lo que importa a la sociedad. Y eso no implica caer en el sensacionalismo llorón que busca la lágrima fácil. Al lector, al ciudadano, hay que hablarle a la cabeza, a la razón, no a las tripas ni al corazón. El periodista debe exigir su cuota de responsabilidad... no de privilegio, sino de responsabilidad. Escribe para la sociedad, y como tal, debe defender que lo que hace tiene que ser respetado, informativamente y laboralmente.

"El periodista, como el conjunto de la sociedad, y con esa estrecha relación con concejales y actores bien situados, pecó de vanidad. Y la vanidad basta con frotarla con el extracto de la cuenta bancaria y tus 1000 euros mensuales... si es que tienes mucha suerte"

P: En la última asamblea de la UPCC, se dio a conocer el dato de que una parte importante de los afiliados se habían convertido a autónomos, ¿es este el camino o hay otros?
R: Es el camino que han dejado. Se trata sencillamente de que si los medios despiden y contratan becarios que, después, vuelven a despedir, el periodista o se recicla y cambia de profesión o busca fórmulas alternativas para convertirse en emisor directo de su información. Buscar salidas. Otra cosa es el invento llamado emprendeduría, que no deja de ser un eufemismo de buscarse salidas cuando te han cerrado las puertas. Una precarización que en muchos casos es falsa, puesto que te conviertes en autónomo para colaborar externamente con empresas que ven que así es más rentable que contratarte.

P: Una última cuestión para terminar. Kapuscinsky, a quien citaba antes, dijo: “Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad de ser importante”. ¿Qué herramientas tiene el periodista para evitar que la información sea un simple elemento de transacción?

Pensar, reflexionar y situarse con los pies bien clavados en la calle. Olvidarse de la información que viene prefabricada. Temas propios, propuestas diferentes, historias que se quedan en el olvido permanente y respetar, ante todo, respetar a los otros. Kapuscinsky lo decía una y otra vez...empatía, saber escuchar y oír a los demás para poder entenderlos. Suena sencillo, pero él ponía el acento en algo básico: para ser buen periodista hay que ser buena persona.
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