¿A quién prestan servicio las eléctricas en Canarias?

lunes, 27 de enero de 2014

Central térmica de Granadilla
La energía eléctrica es un bien del que el pueblo disfruta como migajas de los grandes beneficios que disfrutan quienes controlan un sector fundamental de nuestra sociedad.

Breve introducción a la electricidad

A grandes rasgos podemos decir que en Canarias, la energía eléctrica se genera en su inmensa mayoría en centrales térmicas mediante la combustión de gasóleo y fueloil. La energía eléctrica producida es transportada en redes de alta y media tensión y llega a nuestros hogares transformada en baja tensión para su uso doméstico. Una vez llega a nosotros, según la potencia que necesite cada aparato y el tiempo que lo usemos, consumirá una cantidad de vatio-hora, -que es lo que vemos en las etiquetas del fabricante y en los recibos de la luz-, y eso se multiplica al precio al que la compañía nos venda la energía, además de otros factores fijos como la potencia contratada -que es lo máximo que nos permiten consumir en un mismo momento-, y los impuestos.

A la hora de cobrar, debemos tener en cuenta que del precio al que nos cobran la energía eléctrica, el 56 % lo fija el Gobierno de España, y el resto lo establece "el mercado" a través de subasta.

El acceso a la energía eléctrica como un derecho humano fundamental


El acceso a los servicios energéticos es un derecho humano. Al menos así lo reconocen las Naciones Unidas en su resolución 65/151, de 2010, en la que fue declarado el 2012 como Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos.

A fecha de hoy, no existe fuente de energía en Canarias más fiable y eficiente que el gofio, aunque no sea en los términos que se pretenden abordar en este artículo. Y no existe fuente más fiable que esta, porque todas las demás han sido siempre la respuesta a una política exclusivamente de rentabilidad. Canarias no ha podido disfrutar jamás de un servicio público concebido como tal en sus últimos quinientos años. Cualquier parecido con la realidad ha sido fruto, no de la casualidad, sino de los intereses particulares de grandes compañías y de los "conseguidores" de las instituciones públicas que sacaron su tajada del negocio.

Historia de la energía eléctrica en Canarias

Compañía Insular Colonial de Electricidad y Riego (CÍCER)
La energía eléctrica llega a Canarias después que la burguesía de Santa Cruz de La Palma fundara en 1892 la Sociedad El Electrón, con el fin de dotar a los comercios de la capital palmera de alumbrado público. Fue en la Noche Vieja de 1893 cuando La Palma se convierte en uno de los primeros lugares del mundo en alumbrarse con luz procedente de energía eléctrica. Ciento treinta y ocho lámparas de belmontina con una potencia de 100 W cada una, y otras dos de arco voltaico, culminaron la construcción de la red por parte de la compañía Jackson Hermanos, que El Electrón se encargaría de explotar para los cuarenta y nueve abonados que por aquel entonces podían permitirse tal lujo. Tras Santa Cruz de La Palma, La Orotava, Santa Cruz de Tenerife, Arucas y Las Palmas de Gran Canaria se fueron apuntando a la electrificación parcial en función del interés que despertara cada una de estas poblaciones en la iniciativa particular de las capas más adineradas. Así, la capital grancanaria no inauguró su servicio de suministro eléctrico hasta 1898. Lo hizo a través de la iniciativa del teldense Eusebio Navarro Ruíz tras quince años de proyectos frustrados por falta de financiación.

En esta línea se fue electrificando lentamente el Archipiélago a través de modestas redes en pocas poblaciones. Canarias no gozaba de política energética alguna, y solamente los proyectos de pequeños grupos con intereses particulares llevó la luz eléctrica a una veintena de poblaciones durante los años veinte del pasado siglo. Fuerteventura esperó hasta 1931 para encender su primer bombillo. En La Graciosa, sus seiscientos habitantes tuvieron que ver llegar el año 1985 para olvidarse de los grupos electrógenos y tener luz eléctrica mediante un cable submarino que les engancha a Lanzarote.

Con la llegada del turismo se produce la extensión del suministro eléctrico que viene a normalizarse a partir de los años ochenta. Hasta ese entonces y tiempo después, muchas poblaciones poco atractivas para el nuevo motor económico seguían sin electricidad.

Si buscamos entre los protagonistas del sector energético en Canarias solo encontramos nombres extranjeros, como la familia Miller, Lewis Gellie Hamilton, Elder Dempster, el contrabandista Juan March -conocido también por financiar el golpe de estado franquista en España-, etc.; compañías extranjeras como Vacuum Oil Corporation of Canary Islands, Bethlehem Steel Corporation, Union Electric Company (UNELCO), The Tenerife Gas and Coke Company, Compañía Insular Colonial de Electricidad y Riego (la CICER del alemán Gustavo Winter, comprada luego por Foreign Trade Securities and Co. y JG White and Co.), Whetstone Corporation, Entreprises Generales de Travaux, etc.; y las iniciativas y comerciantes canarios Juan Díaz Jiménez, Julio González, Compañía Eléctrica e Industrial de Tenerife, la Sociedad de Electricidad de Las Palmas, Cooperativa de Energía Eléctrica de Las Palmas... 

Tras los intentos de nacionalización de la dictadura de Primero de Rivera y de la II República española, es en 1969 cuando el franquismo se hace con el control de nuestra electricidad. En 1988, la privatizada Endesa, absorbe UNELCO y se apodera de todo el sector, siendo hoy la propietaria de las diez centrales térmicas activas en Canarias, que constituyen más de un 90 % del consumo eléctrico del Archipiélago. 

Magec y el alisio; fuentes frustradas

Parque eólico de Pozo Izquierdo
Los primeros aerogeneradores modernos de Canarias fueron construidos en 1984 por una empresa española con la modesta potencia de 55 kW (lo que consumían unas veinte lavadoras de la época). En 1996, el Parque Eólico de Granadilla se convierte en el primero de Canarias, con 10 aerogeneradores de 300 kW. Entre 1991 y 1996 se produce el despegue de la instalación de aerogeneradores, pasando de potencias máximas situadas en 2 MW hasta 47 MW (que es lo que consumen, como media, doce viviendas de cuatro personas). Una serie de políticas que fomentaban la instalación, añadida al olvido de la investigación y a la visión mercantilista y "cortoplacista" de las oligarquías canaria y extranjera asentada en el país, provocaron un estancamiento en la tecnología empleada. El bisnes que resultaba para el empresariado acaudalado poner aerogeneradores llevó a una implantación masiva y obsoleta que se vio frenada en seco cuando se suprimieron las primas a la producción. La misma historia ocurrió con la energía solar fotovoltaica, con grandes posibilidades en un archipiélago con 4800 horas de sol al año en las condiciones que ofrece nuestra latitud.

Incoherencias del sistema energético canario

Hoy, Canarias sufre un auténtico abandono de las energías renovables, y una obsolescencia manifiesta producto de un precario mantenimiento en las centrales térmicas de las que depende nuestra electricidad. Como ejemplo tenemos la isla de La Palma, -decana de la energía eléctrica en Canarias-, que ha sufrido cuatro ceros energéticos desde 2009. La situación es, cuanto menos, contradictoria: dependemos de un modelo energético en el que la única compañía suministradora no gasta en mantenimiento porque se guía por criterios fundamentados en la rentabilidad. No se invierte en energías limpias en esta "Arabia Saudí de las renovables" porque el gobierno de turno no ve viable fomentar la iniciativa privada y mucho menos -en un modelo absolutamente neoliberal- va a invertir un duro del PIB. Para rematar, tampoco hay dinero para que las universidades investiguen. Y si a alguien se le ocurre autoabastecerse con el sol o el viento se topará de frente con los castigos económicos que impone un gobierno decidido a privatizar el astro rey y al dios Eolo.

Petróleo del siglo XX para salvar el siglo XXI

Un derecho fundamental ha quedado históricamente en manos del interés particular y la rentabilidad coyuntural, y hoy aparece la idea salvadora de revolucionar nuestro sector energético orientándolo hacia el petróleo, recurso que ve ya su ocaso, pero que todavía permite grandes ganancias a los cuatro bolsillos que sacan buena tajada del negocio. Y es que no debemos olvidar, que si bien claro está que los beneficios del petróleo se amasan entre pocas manos, las hipotéticas consecuencias de una catástrofe medioambiental van a parar a las de quienes no tenemos nada que decir en este asunto: el pueblo. Pueblo que será el único asegurador que pague y sufra el daño que ocasione la avaricia de estos señores; esos mismos que cuando hablan de energía nuclear, sí que nos recalcan el fin de la era del combustible fósil.

Servicio viejo y caro

La realidad es que, como ya se ha dicho alguna vez, estamos al servicio de las eléctricas. Los precios de la electricidad dan fe de ello. Dicen el ministro Soria y sus cercanos que esto se debe al déficit tarifario, al parecer, culpa de las renovables. Recordemos que ese déficit ya se cifraba en 11 millones de euros en 2007, antes de las políticas que primaron las renovables y que parecen ser hoy las responsables de que el Estado deba a las compañías suministradoras. Llama también la atención cómo Alemania, que desmanteló la energía nuclear en su territorio, es el primer país europeo en cuanto a energía eólica y dispone de 34 GW de fotovoltaica (España solo 4,5). El país germano ni tiene déficit tarifario ni paga más cara la luz que nosotros. ¿Cómo se come esto? ¿Para qué la liberalización de este mercado?

El resultado es que nos vemos en Canarias desarrollando un sistema de generación energética cuatro veces más caro que lo que supondrían las renovables en nuestro archipiélago. Esto es porque en España, por sus condiciones, las renovables no son más baratas que el carbón, y ya sabemos desde dónde se dirigen nuestras políticas y se aceptan –si procede- nuestras excepciones a las mismas.

Servicio público de soslayo
El Ministro español de energía en una conferencia de Repsol

No fuimos los canarios el motivo por el que se trajo el carbón a Canarias, ni la razón de la electrificación de nuestras islas, ni la causa por la que se desarrollaron las renovables o se implantó la producción de fueloil. Somos usuarios, abonados, mercado que aprovecha colateralmente un servicio que garantiza cantidades ingentes de beneficios generados por la electricidad tal y como hoy la entendemos, lejos del concepto de genios como Tesla, por el cual fue silenciado el científico croata. ¿Qué nos hace pensar que este pelotazo petrolero va a ser diferente y va a cambiar algo en Canarias? ¿Qué nos hace creer que es un bien para nuestro pueblo? ¿Cuándo se han desarrollado en Canarias las infraestructuras de todo tipo, sino cuando han coincidido con el interés que unos pocos vieron en el mercado que se iba abriendo a toda costa?

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Sietesitios 2014
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