Un
22 de octubre de 1964, militantes independentistas exiliados en
Argelia decidieron crear una bandera para su país. Canarias no tenía
bandera, es más, era una osadía totalmente prohibida por el
franquismo. Sobre la elección de sus colores y divisa se ha escrito
mucho, así como su mayor arraigo en el seno del pueblo canario. Un
hecho es claramente constatable: a pesar de su origen independentista
y revolucionario, la bandera de las estrellas es hoy el símbolo de
identidad aglutinador. Con sus vivos colores se sienten representados miles de
canarios de diversas tendencias ideológicas y niveles de conciencia
nacional. Por el contrario no se puede decir lo mismo de la enseña autonómica impuesta en
1982. La tricolor del Estatuto sustituye las siete estrellas por el escudo con corona
borbónica.
Los
22 de octubre han servido estos últimos años para la movilización del independentismo isleño, convocatorias para 'dejarse ver'. Como siempre, es
ocasión para odas a la bandera y trillados debates sobre su significado diversamente interpretado. Tampoco suele faltar la polémica que
suscita la manipulación de la misma por el regionalismo de Coalición
Canaria, Nueva Canarias e incluso por partidos españoles como Izquierda Unida con evidentes fines electoralistas. Eso
sí, no la sacan de mitines y congresos, no sea que 'se sienta
ofendido alguien'.
Con todo, nos conformamos con rendir homenaje al
símbolo que nos une como pueblo y sobretodo a aquellos canarios que
han dado todo por ella, incluso la vida. Mártires como Javier
Fernández Quesada o Bartolomé García Lorenzo. Otros
muchos más han sufrido por ella. Baste recordar que en un tiempo el simple hecho de
portarla era motivo de detención y tortura. Por aquellos años
setenta poseer la insignia nacional era sinónimo de 'pertenecer a
los terroristas del MPAIAC'. Pero es que ni siquiera, bajo
la democracia singular en la que hemos vivido, nuestra
bandera ha tenido tregua alguna. La persecución de la bandera
canaria se ha manifestado en intimidaciones, detenciones arbitrarias,
prohibiciones ilegales e incluso agresiones.
Este día queremos recordar la última de ellas que obtuvo repercusión
mediática. No fue en el franquismo ni en la transición, ni siquiera en una agarrada entre jóvenes hasta arriba de ron. Fue el mes deagosto de este mismo año y tuvo lugar en la localidad grancanaria deAgaete.
El 4 de agosto Dunia Ramos Medina asistía, como tantos miles de
canarios, a la popular fiesta de La Rama. Como es ya tradicional en
dicho evento icono de la canariedad, portaba una bandera canaria,
hasta ahí todo normal. Cual fue su sorpresa cuando, repentinamente,
un policía local tira de su enseña y se la arrebata para romperla
sin miramientos. Sorprendida Dunia, y como es lógico, le pregunta
al agente a que responde su comportamiento. Lo único que el policía argumenta es 'el alcalde está ahí' y tras ello, le propina una brutal
agresión que le causó la pérdida de conciencia y rotura de su peroné derecho por lo que tiene que ser intervenida quirúrgicamente. El alcalde, Antonio Calcines del Partido
Popular, se ha caracterizado desde hace años por intentar
erradicar, sin éxito, las banderas canarias de la fiesta. Los hechosfueron denunciados ante los Juzgados de Santa María de Guía y al Diputado del Común. También fue condenado públicamente por Intersindical Canaria.
Es
un hecho constatable que, en Canarias no entraña los mismos riesgos
lucir una bandera española que una bandera canaria. Existen miedos y autocensura en las Islas, una
intimidación silenciosa en toda regla. ¿Cuantos quieren etiquetarse públicamente como 'nacionalistas' o 'independentistas'? En
este país lleva dos décadas gobernando un partido 'nacionalista'
¿Cómo se explica que definirte como tal entrañe más
problemas que otra cosa? Son ciudadanas como Dunia, las que se
merecen nuestro más sincero homenaje. Esos isleños que con valentía
muestran públicamente su sentimiento y conciencia de canariedad que
representa nuestra bandera nacional. Porque ellas y ellos también
son la bandera, también son Canarias.